La captura de la luz por mi pupila me da la dureza del mármol, la veta plana aunque ondulada de la piedra que serpentea dibujos con tal naturaleza que transmite la temperatura exacta.
Soy de los que disfrutan sentados, sin acomodos, en la linea extendida del suelo, con medio cuerpo de color azul y otro tanto en color rojo si fuera visto por lamparas de esas que miden los grados corporales.
Son eficientes mis cojines carnosos y mi apoyo trasero que anda bastante recto, mi linea curva del recto, las palmas huecas de las manos, el movimiento respiratorio pulmonar, y ese resto de perfume que hiere y calienta mi nariz.
Acabo de ver, que no tiene porque repetirse, como una luz fuera de la estancia rebotaba en el suelo, el haz se proyectaba tan fuerte que me asaltaba al iris, y con esta y un poco de inclinación, daba luz suficiente para que tus ojos brillaran a lo lejos.
Dirán, creeré, que brillo tan especial tienen hoy tus ojos.
No dirán, no creeré, fue solo producto de la proyección.
Jtown.
...proyección... ¿cómo Otto en los ojos de Ana y Ana en los ojos de Otto?...
ResponderEliminarBonito relato e interesante blog.
ResponderEliminarSi te gusta el cine, espero que te guste mi blog.
Un cordial saludo.
...Pues si, las miradas son así, los ojos son así:
ResponderEliminarUn poco de luz, otro tanto de reflejos y lo más importante para mí...
¡Gracias por los versos! siento el robado, pero no me pude resistir.
¡¡queremos entrada nueva, queremos entrada nueva, queremos entrada nuevaaaaaaaaa!! lalalalala
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