jueves, 13 de agosto de 2009

EL SUR: LOS RUMBOS "PERDÍOS"

“… quien va por el mundo a tientas,

lleva los rumbos perdíos”

(Maestro Quiroga)

Ayer, antes de salir a cenar, Isabel me pidió tomar un vino antes de la despedida. Cómo negarme si era lo que llevaba esperando desde que llegamos.


Su educación desprende el halo alemán, pero rápidamente es apaciguado por el vapor dicharachero del sur que la enamoró, del salero y; como ella dice: del “cachiondeo” que se encarga de acoger y esparcir por entre las paredes de su blanca casa. Es delgada y, según ella, tiene ojos de rana; sus pantalones bombachos la ponen en contacto con mi forma de vestir y nos enganchamos tan sólo con la vista.

- ¡Me gustaste por teléfono!- me dijo

- Tú a mi también- le respondí

No hay remedio: cuando las energías se atraen, lo hacen hasta usando la tecnología, es algo arrebatadoramente imposible de parar.

Me habla de sus raíces y de la infancia, de la vida en Vejer y de sus vecinas que, casualmente, se llaman todas como ella; de lo agradable de la cultura Andaluza y de cómo era hace veinte años el entorno que hoy me deslumbra. Me cuenta historias reales de sus días allí, de los atunes y de los romanos. Se le cambia el rostro para confesarme que su perrita está enferma y recién operada, se hace más gris la expresión; pero, como un rayo, retoma y la paz llega de nuevo, al hablarme de (literalmente) “su media naranja”, del amor…siempre el amor…

Es entonces cuando las paredes de piedra de la Peña Flamenca que nos arropa, menguan y se hacen más acogedoras, la voz desgarrada del Cabrero se apalanca en las sienes y la conversación es el único rezo que palpita… la fe en la autenticidad, la vuelta a la esperanza.

Isabel brinda conmigo, con su copa de vino blanco, los ojos de ambas están semicerrados, el alma de par en par como las puertas de su casa. Pibe sonríe y no deja de hablar, sabe que me he encontrado con la que yo seré algún día y disfruta mirándonos…; mirándome a mi en ella, mirándolo a él: mi paz.

Y no me queda otra que preguntarme: ¿cuánto de sur tengo en mis pasos? ¿cuánto me queda de Isabel? El arte no se hereda, ni las raíces; la mujer del pelo corto y los ojos saltones me ha regalado el amor al sur; mientras yo lo único que hacía era querer huir de él; para no entender hasta ayer por la noche, que del único sur que he de huir es del mío, del doloroso, del fragmento de vida que creí indispensable y, tan sólo es, el cúmulo de grises que me resigno a tirar a la basura.

¡Gracias Isabel, gracias por todo, gracias por encontrarme y ayudarme a entender al sur y a sus gentes, a la falta de realidad que, a veces, nos hace tener los rumbos “perdíos”!



(Mariapahn)

2 comentarios:

  1. Me alegro de veras!!! Si estas con el alma de par en par, siempre encontrarás el sur, el norte y todo lo que busques.
    Besicos muchos

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  2. Gusta describir ¿verdad?, hacer fotografías con boligrafo y papel. Me encantan éste tipo de imágenes, espero leer muchas de tí.
    Un beso.
    J

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