miércoles, 25 de noviembre de 2009

El Rito

El cuerno negro sonaba una vez mas, la alegría que llenaba nuestros oídos se demostraba con el éxtasis que mostraban nuestras piernas. Saltábamos, bailábamos, nos agredíamos y pellizcábamos, dejando el trance cuando paraba el sonido proveniente del objeto.
La K de Dios se refugiaba, El cuerpo inglés entretenía la espera pintando y yo permanecía quieto esperando recuperar el cuerno, la danza, la mirada al cielo.

-¡¡¡Buuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!!
-¡¡¡Buuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!

El brinco se hizo mas violento, hacíamos una piña revolcados, uniendo nuestras manos de diferente tamaño. Golpes, llantos, suelo....

-¡Un bichooooo!, gritó El cuerpo inglés arrastrándose hacia el.

La K de Dios se alzó para poder verlo mientras El cuerpo inglés y yo, tapábamos el insecto seco y muerto que había quedado olvidado bajo las piedras.
Sin pensarlo y sin ruido ya, recogimos y llevamos hasta Carnívora su nuevo manjar, su sangre que prometíamos cada noche ofrecerle.
Había que acercarse despacio, sin ruidos ni alteraciones, haciendo una fila en la que El cuerpo ingles y la K de Dios quedaran protegidos tras mi viejo y protector caparazón. Ahí estaba, abierta, ciega y sedienta de cualquier cosa que posáramos en su boca.
Dos pasos adelante y ¡zas!, cerró sus dientes mientras atónitos los tres imaginábamos si fuera nuestra mano la que estuviera en ese lugar.

-¡¡¡¡¡Buuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!!!!!!!
-¡¡¡¡Buuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!

Sonó a barco, a tripulación entrante en puerto. La K de Dios volvió a refugiarse, mientras que El cuerpo ingles me dijo al oído que me regalaba el cuerno negro.

Leyenda:
- La K de Dios: Es Claudio.
- El cuerpo inglés: Es Vladi.
- La Carnívora: Planta de pequeño tamaño, eso si, carnívora.
- El cuerno negro: Armónica negra.



(JTown)

1 comentario:

  1. ¡Qué texto más bonico sosi! Ya sabes que los textos hechos con amor son mi debilidad y en éste hay y mucho... ¡Qué no se acabe nunca!

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