Voy a apretar fuerte las palmas de las manos
contra una de estas escrituras sobresalientes,
para que me quede el mayor tiempo posible,
tu recuerdo,
en mí.
Llegué al colegio el año que viene y me tuve que cambiar los calcetines dos veces porque decrecí dos centímetros. Colgué la mochila ayer y, antes de ayer, cuando la he cogido para ir hoy a casa de mi hijo a hacer los deberes, no tenía nada de nada; sólo estaba llena de billetes verdes de 500 euros. Los he tirado porque no me hacían falta para nada, los he sacado rápido y los he dejado fuera, dentro de mis bolsillos.
Me he sentado debajo de la silla y he escrito con las dos manos, el ordenador funciona mejor con los portaminas del 0.7, la letra verdana casi no me gusta, es difícil entenderla; es letra de médico cuando la hace mi nieto.
No sé bien qué hago aquí, sentada encima de la tele, me he vuelto a perder Barrio Sésamo, aunque el episodio de mañana acabo de encontrármelo paseando por el recibidor de esta casa que no sé bien de quién es…, casi siempre me pasa algo extraño cuando te vas… ¿cuándo fue la última vez: ayer, hoy, te has ido…?
…Estoy medio dormida, esta sensación de letargo cuando me siento en el sillón al llegar a casa, me sofoca. Me cuesta subir las escaleras con las bolsas en la mano, abrir la puerta y llegar, sólo llegar; dejar el bolso, el abrigo, la bufanda, los trozos de mí que se han deshecho y buscar: casi siempre a ti o a tu sonrisa marcando todos los quicios de las puertas, de las ventanas, de mi frente y mis manos… Buscarte en nuestros colores o debajo de la cama.
Estoy contenta, tengo días de color gris y otros, como hoy, llenos de victorias aunque no estés; te echo de menos ¡si! pero puedo renunciar a esta añoranza que me impregna las letras cuando te has ido y cambiarla por luz, por mar, por la vida que me has enseñado a amar contigo cerca o no... Y me dejo llevar, siempre me queda el mundo rojo en el que todo es alrevés para que cuando regreses de este viaje laboral pueda contarte que, tal vez, perdí la cabeza sin tenerte cerca. Tú sonreirás, mientras me besas la frente y me convencerás de que la locura no soy yo, es sólo un reflejo de la soledad, una sensación finita... que ya estás conmigo y NADA, podría hacerme daño.
CLIC
(MARIAPAHN)
Puedo optar por esto:
RENACER.
De cualquier puta
o
de cualquier virgen,
no me importa.
Follarme al destino
y
desencantarlo,
se me da bien el desencanto
y tampoco me hace falta el sino.
Puedo optar por el renacimiento
e inseminarme de mí:
RENACER EN MÍ.
Cagarme en todo lo malo que me dais,
vagar descalza y con las piernas de par en par,
como volando…
Puedo optar por volver a nacer cuando quiera,
es fácil,
sólo tengo que SALTAR y no caer,
rebotar encima de ti
y largarme deprisa,
recogiéndome el pelo
y subiéndome las intenciones
por entre los muslos
… esta también puede ser una opción.
(dibujo inspirado en la obra de LA MUJER SEMILLA )
¡para ti, Ori!
Maríapahn
Te extraño,
nunca lo dudaste ¿verdad?
Siempre regresas
en otoño.
Como a los quince años,
poblados de maravillas y de desgracias,
(te añoro)
desquitada ya de ellos…
quiero volver.
Te echo de menos por lo grande del pensamiento,
de la nostalgia astuta del ego;
tal vez,
tan sólo por complacer a la soledad.
Y no nos regodeemos más
en la astucia precisa de usar la ternura:
tú: femenina,
yo , mujer;
nuestros ojos deslumbrados,
ya sin ser,
más que ojeras y el pellejo.
Te extraño y me cubro de flores;
soy feliz por ello,
si,
porque te extraño.
Y ya no me dueles mujer:
ME GUSTAS
TE EXTRAÑO
TE AÑORO
TE ECHO DE MENOS
TE MIRO
YA NO DUELES
te recojo de la calle una vez más
(en los charcos)
y te guardo en el armario con olor a naftalina:
has elegido,
el azar hoy… no existe.
(MARIAPAHN)
(Para la Niña de Otoño, te lo debía...)